La inclusión del inglés en los programas de estimulación temprana está hoy en día plenamente justificada:

• Aumenta la capacidad intelectual del niño y favorece la agilidad mental:
  • Tendrá una mayor capacidad de concentración
  • Mayor agilidad y capacidad de resolución de problemas
  • Posibilidad de realizar varias tareas al mismo tiempo con eficacia
  • Podrán establecer más conexiones entre distintos conceptos
  • Mejora la atención y la memoria

• El nivel de aprendizaje es mayor y más fácil. Los niños aprenden de forma natural. Cuando el pequeño adquiere el lenguaje, la información que recibe se integra en una misma zona del cerebro, algo que no ocurre con los adultos: nosotros necesitamos dos áreas neuronales distintas para aprender un nuevo idioma.
• La personalidad y autoestima del menor se ven reforzadas. Los niños cuando son muy pequeños se lanzan a hablar y a practicar inglés sin miedo a equivocarse o a lo que piensen los demás, adquiriendo confianza y seguridad en sí mismos de cara al futuro.

Por ello, es bueno que los niños empiecen a aprender inglés antes de que se desarrolle en ellos el sentimiento de vergüenza y frene el proceso de aprendizaje.

• Mejora de habilidades de comunicación. Los niños/as que comienza a estudiar una segunda lengua edad temprana desarrollan una mejor pronunciación y entonación más parecida a la nativa de esa lengua.
• Acceso a un mundo globalizado. Aprender un idioma extranjero abre las puertas que no se abrirían de otra manera, y también abre la mente y vuelve a las personas más tolerantes. Las personas bilingües o trilingües tienen acceso a más recursos, a más personas, a más lugares… Saber lenguas extranjeras puede proporcionar ventajas competitivas en el trabajo y también profundiza una comprensión mejor de la humanidad, de la cultura y enriquece la vida de uno mismo.